Bolonia es una ciudad que sorprende a cada paso. Aunque muchos viajeros la conocen solo como punto de entrada a otras ciudades italianas, lo cierto es que esta joya del norte de Italia merece una escapada propia.

Su centro histórico, uno de los más extensos y mejor conservados de Europa, rebosa arte, historia, vida universitaria y una tradición gastronómica que te hará quedarte mucho más de lo planeado.

Piazza Maggiore y la Basílica de San Petronio: el corazón de Bolonia

El viaje puede comenzar en la monumental Piazza Maggiore, centro neurálgico de la ciudad desde la Edad Media. A un lado se encuentra la majestuosa Basílica de San Petronio, dedicada al santo patrón de Bolonia. Esta iglesia, iniciada a finales del siglo XIV, es una de las mayores de Europa y alberga una impresionante meridiana solar, frescos medievales y una arquitectura de proporciones colosales que refleja el poder de la ciudad durante el Renacimiento.

Justo frente a la basílica se encuentra la sede del ayuntamiento, o Palazzo d’Accursio, un conjunto de edificios que también datan de la Edad Media y que albergan valiosas colecciones de arte y salas históricas.

Las torres medievales: Torre degli Asinelli y Garisenda

Una imagen icónica de Bolonia es la de sus torres medievales, construidas entre los siglos XI y XIII por familias nobles para demostrar su poder. La más famosa es la Torre degli Asinelli, con sus 498 escalones que recompensan con una de las mejores vistas del casco antiguo. Subir a la torre es una experiencia única que permite ver el mar de tejados rojos, campanarios y colinas que rodean la ciudad.

A su lado se encuentra la Torre Garisenda, más baja y notablemente inclinada, citada incluso por Dante en la Divina Comedia. Juntas, estas torres forman una postal inconfundible de la ciudad.

Los pórticos de Bolonia: 666 arcos hasta San Luca

Una de las características más distintivas del centro histórico son los pórticos de Bolonia, declarados Patrimonio de la Humanidad. Se extienden por más de 40 kilómetros en total y ofrecen un recorrido cubierto ideal para descubrir la ciudad llueva o haga sol.

El más impresionante es sin duda el que conduce al Pórtico de San Luca, que con 666 arcos conecta el casco antiguo con el Santuario de la Virgen de San Luca, situado en una colina a las afueras. Esta caminata es tanto un ejercicio físico como espiritual, y culmina en un mirador desde el que se domina toda Bolonia. La Señora de San Luca es una de las devociones más queridas por los boloñeses.

Santo Stefano: una Jerusalén en miniatura

Entre los lugares que ver en Bolonia destaca el complejo de Santo Stefano, también conocido como las «Siete Iglesias». Inspirado en el Santo Sepulcro de Jerusalén, este conjunto de iglesias interconectadas tiene un carácter místico y sereno que invita a la contemplación.

Recorrer sus claustros, criptas y capillas es como hacer un viaje simbólico por los lugares sagrados del cristianismo. El conjunto fue construido entre los siglos V y XIV, lo que lo convierte en uno de los testimonios arquitectónicos más antiguos de la ciudad.

La Fuente de Neptuno y el arte urbano

Junto a la Piazza Maggiore se encuentra la monumental Fuente de Neptuno, una escultura del siglo XVI diseñada por Giambologna. Su figura poderosa y sus detalles mitológicos simbolizan el dominio del Papa sobre el mundo, y es uno de los iconos más fotografiados de Bolonia.

Alrededor de esta zona también se concentran muchas de las visitas guiadas que ofrecen una introducción completa a la historia, los secretos y las anécdotas de la ciudad.

El sabor de Bolonia: pasta, mercados y tradición

Bolonia es considerada la capital gastronómica de Italia, y no es para menos. Es la ciudad donde se originó la pasta fresca rellena como los tortellini, y la salsa boloñesa, conocida localmente como ragù, que nada tiene que ver con las versiones internacionales.

En el cuadrilátero, un laberinto de calles junto a la Piazza Maggiore, se encuentran antiguos puestos de alimentos, charcuterías y trattorias donde probar embutidos, quesos y vinos locales. La experiencia de sentarse en una mesa, pedir un plato de pasta hecha a mano y disfrutar sin prisas es parte fundamental del viaje.

No dejes de visitar el Mercato delle Erbe o el Mercato di Mezzo, donde podrás degustar desde platos tradicionales hasta propuestas gourmet.

Un casco antiguo que late con historia y vida

El centro histórico de Bolonia, con sus callejuelas, palacios y vida estudiantil, refleja el equilibrio perfecto entre historia y modernidad. A diferencia de otras ciudades turísticas, Bolonia sigue siendo genuina, con una población activa que disfruta de sus plazas, librerías y cafés.

Durante los siglos XIV al XVI, la ciudad fue sede de una intensa actividad académica, gracias a su universidad, la más antigua del mundo occidental. Aún hoy, se respira ese ambiente intelectual que la convierte en un lugar vibrante y cosmopolita.

Bolonia, mucho más que un aeropuerto

Para muchos viajeros, Bolonia es solo un punto de entrada para llegar a Florencia o Venecia. Sin embargo, quienes se quedan, descubren una ciudad acogedora, rica en patrimonio, llena de historia y con una cocina que deja huella.

Desde la Basílica de San Petronio hasta el ascenso a la Torre degli Asinelli, desde el recorrido bajo los pórticos hasta una cena de tortellini caseros, Bolonia ofrece una experiencia que combina lo mejor de Italia en un solo lugar.

Ya sea que decidas explorarla por libre o con alguna de las muchas visitas guiadas disponibles, es un destino que recompensa a quien se toma el tiempo de descubrirlo. Con su mezcla de arte, cultura, espiritualidad y sabor, Bolonia te espera para que la vivas con los cinco sentidos.