Zaragoza a 3 de enero de 2024
En el vasto y majestuoso Tíbet, donde las alturas desafían a la imaginación, hay un fenómeno intrigante en los cielos. Mientras los aviones surcan el cielo global, hay momentos en los que ninguno se aventura sobre esta tierra imponente.
¿Por qué evitan los aviones esta región, incluso con su extensión masiva? En este artículo de nuestro compañero Jorge García Jordán desentrañaremos el misterio detrás de esta evasión aérea y exploraremos las complejidades de seguridad que hacen que los pilotos tracen rutas alrededor del Tíbet.
Desde altitudes extremas hasta emergencias técnicas, descubre por qué algunos lugares deslumbrantes desde tierra firme son evitados en las alturas.
¡Prepárate para un viaje fascinante a través de las nubes y las razones que mantienen a los aviones lejos de los cielos tibetanos!
PREVENCIÓN Y SEGURIDAD
Muy pocos aviones sobrevuelan el Tíbet, ¡aún con lo grande que es!, pero no… lo evitan.
De hecho, cuando se observan aplicaciones de radar de vuelo se ve que, si bien hay muchísimos aviones volando por todo el mundo, por momentos no hay ninguno sobrevolando la región del Tíbet.
Para una zona de 1,2 millones de kilómetros cuadrados (algo así como Francia, España y Portugal de una tacada), algo más de 2,6 millones de habitantes y muchas zonas difícilmente accesibles si no es por aire, la región del Tíbet solo tiene 8 aeropuertos o aeródromos, todos por encima de los 3.500 metros de elevación AMSL, es decir la altitud de presión máxima sobre el nivel del mar, y todos ellos situados al sur de la región.
Y ese es el verdadero problema al sobrevolar el Tíbet. La altura media de la región está cercana a los 5.000 metros, alcanzando picos superiores a los 8.000 metros, incluyendo ese Everest tan concurrido como un Centro Comercial en Rebajas.
La gran mayoría de aviones de pasajeros pueden y suelen volaar sin problemas por encima de la altura media del Tíbet. Incluso más. Por lo tanto, no es un problema técnico. Es, ni más ni menos, que un problema de seguridad ante una emergencia. Y por muy de moda que esté la película de J.A. Bayona: «La sociedad de la nieve», mejor si se evita que se pudiera repetir.
Las cabinas de los aviones de pasajeros modernos están presurizadas. Cuando se produce un mal funcionaamiento en este sistema o una descompresión, primero se activan las máscaras de oxígeno para permitir que los pasajeros respiren. Sin embargo, la capacidad del sistema de oxígeno es suficiente para 15-20 minutos tan sólo.
Por lo tanto, cuando se produce un fallo en el sistema de presión de la cabina, los pilotos deben bajar el avión a una altitud de 3.000 metros o menos. Sí o sí. Además, cuando falla uno de los motores en los aviones bimotores, el avión debe descender a una determinada altitud para poder volar con seguridad.
En la mayor parte de la región tibetana, la altitud supera con creces esa altura mínima de emergencia/seguridad. No existe ningún entorno en el Tíbet donde los aviones puedan descender de forma segura en caso de emergencia para compensar problemas de presión o fallo de un motor como hemos comentado. Y no hablemos de un aterrizaje forzoso en las laderas de los picos más altos del planeta que solo sale bien en las películas (y no en todas).
Por lo tanto, los aviones que no vuelan expresamente a uno de esos ocho aeropuertos tibetanos, que los hay lógicamente, simplemente evitan sobrevolar el Tíbet por cuestiones de seguridad ante una emergencia técnica y prefieren dar un rodeo. Normal.
Aunque… también podría ser que la verdadera razón fuera que a China no le gusta que nadie vaya dando vueltas por esa zona… Y mejor no arriesgar, ¡vaya usted a saber!
Jorge García Jordán
Departamento de RRHH.
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